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27 abr 2013

2 poemas - Leonard Cohen (Canadá, 1934)

Escuchando en todas las esquinas

A veces recuerdo
que he sido elegido
para perfeccionar a todos los hombres;
me lo recuerdan las luciérnagas,
el arroyo que pasa al lado de mi cabaña.
Si yo hubiera tenido que ser poeta
no podría hacer
los perfectos anillos de humo
por los que soy bien conocido;
me distraería
la posible belleza de mi pluma,
pero no lo soy;
me perdería,
me habría perdido con las mujeres
que tan implacablemente perseguí,
pero no lo hice,
yo estaba llamado a ser
la semilla de vuestra nueva sociedad,
yo estaba llamado a ser
el rey invisible y sin corte.
Yo soy eso:
el más claro ejemplo de realeza
que te sirve esta noche
mientras hace la cama para el perro
y las luciérnagas brillan
a sus distintas alturas.


No es tan difícil decir adiós. Cierto es, la mente sangra un poco, pero si no te haces la raya del pelo muy profunda nadie lo mencionará. Y, ciertamente, el ego se resiente como un diente ante el azúcar cuando acepta al fin una perfección extraña, pero aún así las despedidas se llevarán a cabo, y no desde tan lejos como uno podría creer. Sólo estamos aquí, trepando por la refulgente reflexión de la destartalada escalera que cedió bajo tus pies, nuestras botas atravesando sus peldaños con el sonido de una ametralladora. ¡Mira! eso que hay en la calavera es una sonrisa. El año pasado pensábamos que sólo los hipócritas le hacían eso a sus bocas.

Leonard Cohen

Colonia Guerrero - Vicente Quirarte (México, 1954)




A veces pienso que no vale la pena andar
cascariando la canica.
Gabriel Vargas, La Familia Burrón, 8 de agosto de 1976, p. 9.

La navaja o la botella,
el río de vómito que corre tras el puente,
la blasfemia que flota sin fuerzas en el aire
(volando con las alas pesadas del ángel
ya desterrado y resignado a su suerte);
el café con leche saboreado apenas
ante la perspectiva sucia de la mañana;
el amor triste y cansado en los hoteles,
y la risa del hombre
y la riza feroz del hombre solitario
que camina acompañado entre multitudes
y en cada chinga tu madre realiza
la comunión del hombre.
Gabriel, el ángel solitario,
ángel por la sonrisa y por el nombre,
la risa obscena y limpia
como una prostituta la noche que descubre
que los hilos de sus medias se han corrido.
La risa, culebrón invadiendo los palacios,
haciendo retumbar todos sus cimientos,
rodeando cuerpos lavados en tinas olorosas,
pulcras cabelleras donde vive la lavanda.
Y la risa, y la risa, y la risa
heroicamente idiota de los otros,
la risa estalla en vez del llanto,
la risa con la que algún día
habremos de asaltar las otras lindes,
allá donde la risa surja con el alba
y nos vea un payaso hambriento,
absurdo y cruel, muriéndose en la noche.

Vicente Quirarte

2 poemas - Yaxkin Melchy (México, 1985)

El hombre de arena 

Antes cuando yo no existía Miraba el universo Me sacaba la ropa La corbata que me puso mi madre La camisa húmeda Antes cuando yo no existía y el Universo era de mariposas Y los soles de gelatina y los fantasmas de los que vienen también estaban plegados en una semilla Antes cuando cada palabra estaba pegada en mi hombro y cada árbol estaba en cada palabra Cada árbol de lenguaje Antes cuando todo pasaba entre mi pene y mi boca Cuando la vía láctea aún era un punto cómico Y las cortinas de las auroras no se habían levantado Antes cuando era nuevo el espacio y recién cortado el tiempo Antes que dios cayera y aparecieran las montañas Cuando yo no existía Ni la palabra amor ni su reflejo de vampiro en el mar Cuando todo era una trampa y los gitanos corrían desnudos y se arrancaban los cabellos Cuando la célula era más grande que mi pensamiento Y mi cerebro giraba en un carrusel de dinamita Cuando yo no existía y habitaban los esqueletos sin mandíbulas y sin cabeza Y miraba arañas oscuras que iban tejiendo el cuerpo de esta red de pesca llamada espacio Yo no sabía mucho Casi nada Y los peces dorados me llevaban a la morgue Y entonces pensaba Aunque sea un niño desnudo el mundo me desatará la lengua y Escogía mi cuerpo Y me vestía de los animales y las plantas Alzaba mis brazos que aún no existían Alzaba mi poema entre las preguntas



 * 

niñ@s les voy a cantar un poema 

Hace falta locura en el mundo mexicano hacen falta banderas que salgan de los cuatro puntos cardinales que son notas sonoras Hace falta un teclado infinito para ponerse a brincar y romper toda la música porque la música ya estaba rota y hay que romperla más porque la vida ya estaba rota y hay que romperla más porque la familia ya estaba rota y hay que romperla más porque el lenguaje ya estaba roto y hay que romperlo más porque en lo roto está nuestra hoguera nuestra hermosa llamarada que es como una flor de fuego que crece en la basura porque ya no hay agua porque ya casi no hay estrellas porque han matado a todos los perros callejeros y ahora tenemos que llenar ese espacio con vagabundos porque los edificios ya se han hundido porque las escuelas ya están hundidas y las universidades no asoman nada ni una luz para el futuro porque es hora de atrapar con los corazones las palabras como si los corazones fueran atrapamoscas como si nosotros fuéramos plantas carnívoras devorándolo todo devorando todos los libros las canciones los grafittis y no pueden decirnos nada y pueden reprochárnoslo todo hemos sido cada vez más delincuenciales porque nos revolcamos haciendo el amor delincuencialmente porque nuestros pezones son flores porque tus pezones son flores porque la garganta es el sombrero de un mago porque solo había conejos en nuestro corazón porque la vida está cada vez más a la baja y la rutina se cotiza mejor en el mercado porque este ya no es un grito ni un chillido porque nos debemos quedar mudos escuchando este poema como si tuviéramos que llenar luego un cuestionario porque debemos o deberíamos en- tender de alguna manera qué hacemos aquí pero no sabemos ni por qué estamos aquí abriendo un hoyo a la bandera nacional haciendo un terrible escándalo con los minutos entregados en vez de estar recitando los más lindos poemas de amor porque esto es un poema de amor un poema del mayor amor posible que es el amor que se le tiene a lo que aún no se sueña que es el amor que se le tiene a tu niño del futuro el amor que se tiene a la poesía pero a una poesía de la vida un amor que no es a la patria ni al aula ni a un estilo de vida sino a los cuadernos ray- ados a los cuadernos dibujados y apuntados con nombres que luego no podemos borrar y teléfonos que ya no recordamos y pequeñas cartas que nos salvan otras veinticuatro horas porque fumamos y nos gusta porque nos emborrachamos y luego no nos gusta pero tampoco nos gusta cantar el himno nacional y preferimos litros de cervezas vaciándose en la fiesta y entonces entonamos cualquier nuevo himno nacional porque como dijo mario santiago no queremos que nos oculten como a un niño marica a vivir en un barril sin fondo barril sin fondo barril sin fondo repetimos repetimos hasta que se acabe la humanidad no entendí nada no entendimos nada sólo entendemos que cuando vengan los extraterrestres y encuentren esta casa hecha un enorme chiquero nos dirán qué de malo hemos hecho y quizá entonces estemos corriendo desnudos acariciándonos desnudos abotonándonos unos zapatos rotos y quizá estemos drogados demasiados drogados o hayamos visto demasiadas películas sin saber que esto también era una película o hayamos leído tan- tos cómics sin saber que esto también era un cómic anime con chicos y chicos besándose y chicas y chicas besándose y todos besándose y así irnos excitándonos para besar a los más lindos y a los más feos y así irnos provocando unas ganas inmensas de cantar en la oscura habitación con las estrellas apagadas con el universo apagado con la máquina de luces encendida porque si estuviera triste escucharía una y otra vez la misma canción una y otra vez la misma canción pero ya ni nos dejan hacer eso y seguimos tristes y en nuestra mente tenemos unas ganas demasiado hermosas demasiado radicales y demasiado desesperadas de cantar de cantar de cantar de cantar

Yaxkin Melchy

14 abr 2013

Tres poemas - Carla Striker (Venezuela, 1986)

Memorándum

El lunes,
el aparato gubernamental
y la burocracia ministerial
me chuparán la sangre.

Espero que la hoja membretada
del memorándum 713
me corte las venas.

Quisiera que me dieran, al menos,
una carta de despido
en forma de poema.






Para la noexistencia

Compongo un Himno Nacional
para la noexistencia
pero no es suficiente.

Redacto un epitafio por encargo
para la noexistencia
pero no es necesario.

Escribo una nota suicida
para la noexistencia
y se va complacida.


Credo

Creo en la poesía y en la antipoesía.

Creo en los Nadaístas y en los Dadaístas.

Creo en Neruda, en Gelman, en Benedetti.

Creo en la gata de Gioconda,
en el sapo de Girondo,
en los perros de Juan Calzadilla
y en los gusanos de Mario Meléndez.

Creo en los heterónimos, en los autónomos y en los antónimos.

Creo en la poesía como herramienta salvavidas.
Creo en la poesía como arma blanca.

Creo en la poesía que se subleva.
Creo en la poesía que se suicida.

Creo en la poesía bajo las piedras,
en la poesía que lanza piedras
y en la poesía piedra en el zapato.

Creo en la aliteración, en la repetición y en la redundancia.

Creo en la renovación poética,
en la palabra necesaria.

Creo en lo cotidiano,
creo en lo que otros no creen,
creo en lo que muchos dejaron de creer.

Creo en Carla Striker.

-Carla Striker