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19 ene 2013

2 poemas - David Meza (México, 1990)



Yo nunca he visto las pirámides de Egipto. Mi vida rueda como un planeta hermoso por el césped. Mi padre trabajaba todo el día y ganaba poco. Los padres de mis amigos ganaban aun menos. Yo no he escrito un gran poema entre las calles de París. Los sueños son lo único que nos han dejado o, mejor dicho, lo único que no nos han podido robar. A mí no me ha inspirado el canto ningún río lejano y misterioso. Yo no he visto al mundo desde el Everest, pero lo he visto desde la poesía. Escribo a nombre de los que cruzaron el río del sueño para encontrarse con la muerte, de los que han dicho “danos hoy nuestro pan de cada día” y no han sido escuchados, de los que caminan con un par de zapatos por el mundo. Escribo a nombre de ellos, que tampoco han dormido con la muralla china en torno a sus cuerpos. Escribo a nombre de ellos, para los que el Coliseo sigue siendo una muestra de tristeza y tortura. Y ahora les digo que sus manos son más impresionantes que cualquier templo romano, que hay más belleza en una sola de sus lágrimas que en todos los canales de Venecia. A nombre de ellos he guardado un poco de mi vida, y de mi muerte, en este poema. Y a nombre de ellos también les digo: yo nunca he visto las pirámides de Egipto, pero junto a mí las hormigas han alzado un monumento hermoso.


Sobre las reencarnaciones de Rebeca

Mi vida. Mi vida no. Mi vida nunca. Mi vida nunca fue un pájaro sangrando estambre por las alas. Mi vida nunca llevó en el cráneo una corona de astillas. Mi vida nunca fue. Mi vida no fue ni será mañana una mariposa apresada en las trenzas de una chica. Mi vida no fue ni tampoco es hoy un viejo corazón de madera. Nací el 24 de junio de un año que se rehusó a ser éste. Mi padre estaba borracho de níquel y envuelto en aluminio. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló los ojos con arena. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló los ojos con arena. Tengo miedo. El miedo usa una corona de estrellas. Hace 3 días soñé que mi padre me golpeaba. Hace 2 días soñé que mi madre me cosía la boca. No me reconozco. Miro el espejo y encuentro a un ángel deshojando el mundo. Tengo el terrible deseo de gritar mi nombre. Tengo el abecedario tatuado en los tobillos. Nací el 24 de junio de mil novecientos violeta. Nací en una pradera de tuercas y filósofos llorando rocas y esquirlas y teorías astrogramaticales encima de una rosa. Mi vida nunca fue un pájaro con las entrañas llenas de estambre parado en la estructura ósea de una estrella. No tengo recuerdos de mi casa. Pienso que soy un caballo con la mandíbula rota. Pienso que soy una niña que lleva por grillete las estrellas del mundo. Pienso que he venido renaciendo los últimos 24 años, y que he transformado mi horario escolar en una placenta de pétalos. Pienso que mi vida es un pajarito con el corazón de estambre y una corona de huesos. Pero no es así. Mi vida no es un pájaro de estambre, ni violeta, ni rojo, ni verde, ni pluma, ni cieno, ni triste, ni roca, ni azulmente roca, ni estambremente roca. Mi vida es una nota al pie de mi obra. Y mi obra es un libro de geografía que se ha convertido en mariposa. Y mi mariposa lleva polen y ríos sobre las alas. Nací el 24 de junio de ningún año. Soy una mujer con 500 golondrinas dentro. No tengo recuerdos de mi pueblo. Me estoy soñando. No tengo recuerdos de mi infancia. Me estoy soñando. Mi vida nunca fue. He descubierto que la poesía es un cuadro que se pinta sin usar pinceles, una danza que se baila sin usar el cuerpo, un beso que se da sin usar los labios. He descubierto que la poesía es un juego en el cual está prohibido seguir las reglas; que es entender que tenemos el pecho lleno de musgo, de nieve, de agua, de tierra y de semillas que florecen como soles; que la poesía es una parvada de golondrinas despedazándote el cuerpo de adentro hacia fuera; que la poesía es platicar con las palomas en el techo de las catedrales. He descubierto, que quizá, incluso, la poesía es. Nací el 24 de junio de mil novecientos madera y tres. Mi madre se rompió los dientes en el parto. Fui arrojada a una cuna de paja. Tenía las uñas de los pies azules y enrolladas como pergamino. Mi padre estuvo orgulloso de mi sexo, hasta que descubrió que mi sexo era una constelación de girasoles. Esta mañana he decidido escribir, no poesía, no tratados, no alfileres, no escritorios, no mi vida o una novela, sólo escribir. Sólo tallarme los ojos con la pluma, para ver al mundo lleno de rayones, y una de mis lágrimas sea tinta.

 -David Meza

18 ene 2013

Fuck sessions - Francisco Enríquez Muñoz (México, 1975)

cinco letras
para mitigar el flagrante olor a cotidiano
una escalera
para ascender al rango de pequeña excepción
una llave
para olvidar que hemos traicionado nuestros sueños
una cama
para cortar las alas que tus padres te han colocado en la espalda
un condón
para disfrutar del máximo acto creador sin crear nada
la noche se adelanta
al cerrar las cortinas
la ropa cae a un ritmo acelerado
desenfrenado
logramos apresurar el tiempo hacia las pieles
tu boca agrava mi codicia
tus dedos aligeran mi pobreza
mi ingle se ha puesto de pie
es un homenaje a tu curvilínea belleza
creyendo que puedo tenerte
por lo menos
creyendo que hoy eres mía
me meto entre tus muslos babeantes
como en mi casa o en mi nido
y me bañas de tus más íntimos perfumes
no hay nada como sentirte haciendo las veces de cielo
y de tierra
no hay nada como tocar al infinito
clavado en tu cartilaginoso universo
tus piernas en mis hombros
y yo invisible por completo
yo completo por ti
frenético
busco
con el sudor de todo mi cuerpo
a la puta escandalosa
que habita en esa niña suspirosa
ya no ordenas
imploras
ruegas
que todo yo siga así
pero más rápido
más rápido
«¡sí

aaayy
sí!»
los dos somos tan semejantes
tan distintos
tan animales
penetrador y penetrada
emisor y receptora
dos almas humanas
tontas
jóvenes
mortales
que asumimos la naturaleza de dios
su capacidad de dar vida ejerciendo la voluntad para no hacerlo
a través de este performance de látex y de carne
somos tan prosaicos que alcanzamos lo sublime
precisándonos
repeliéndonos
arrancándonos gemidos
quejidos
voces de dolor
jubiloso dolor
porque ésta
es una alegría que duele
el sonido del vello contra el vello
el rumor insistente
y continuo
en el roce de la dureza con la blandura
tu cuello enrojecido
tus ojos cerrados
o entornados
tus labios brillantes
humedecidos por mi lengua
se te curvan un poquito hacia abajo
la estrecha rotación de tu cintura
el movimiento ondulante de tu cabello
lo liso de tus protuberancias
tu expresión concentrada
gozosa
mi piel
huele a tu miel
a tu sal
¡oh
bendita tarde de piel de mujer!
tus dedos se crispan
ora sobre las sábanas
ora en mi espalda
me muestras los dientes de arriba
la confabulación de tu rostro para unir el placer
y el espanto
en este momento en el que te ubicas tan cerca de mí
y sin embargo te hallas tan lejos
no puedo evitarlo
me vengo
estallo
me vierto
me derramo
me vacío
me vacías por completo
me exprimes
me ordeñas hasta la última gota
la vista se me llena de una luz blanca
que no me permite ver nada
casi río
casi lloro
y me salgo del origen del mundo
me dejo caer a un costado
tomados de la mano
nos quedamos tendidos
uno al lado del otro
inmóviles
mirándonos
sin nada que decir
ni que decirnos
a lo lejos
se escucha gritar a una ambulancia
cierras los ojos
y tu sonrisa se disipa rápidamente
como tantas cosas que deberían ser permanentes
las metas
los planes
las amistades
duermes
uno está solo junto a una bella durmiente
uno está solo
siempre

-Francisco Enríquez Muñoz

16 ene 2013

Segundo sueño - Bernardo Ortiz de Montellanos (México, 1899 - 1949)



A Raoul Fournier

-ARGUMENTO-
Una máscara de cloroformo, verde y olorosa a éter, cae sobre mi cuerpo angustiado, horizontal, sobre la mesa de operaciones erizada de signos como un barco empavesado. Sobre mi cabeza Saturno, con su anillo de espejos, lentamente voltea y se mueve. Batas blancas y enormes manos enguantadas de sangre me persiguen. Pasos de goma van y vienen en silencio como ratones.

Grito. Veo mis gritos que no se oyen, que no los oigo, que se alejan y se pierden. Última imagen mi boca. Minero de mí mismo estoy dentro de mi propio cuerpo. Angustia y soledad. Ejercicios de profundo sueño. El cuerpo vive. ¿Alma? ¿Cuerpo? Fuera de la conciencia, del subconsciente y la memoria, el profundo silencio y el “no sé”.

Y un retorno alegre, vital, a los sentidos que se beben la hirviente luz de la mañana y el aire fresco, impregnado de codicia, con toda la sed de la ventana.

Lo último que se pierde es el oído. Una voz nos lleva y una voz —la misma— nos trae desde muy lejos, desde otro túnel maternal, en ascenso del fantasma a la carne y del silencio al rumor.

(Apuntes después de la anestesia.)
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Au fond de l'inconnu pour trouver du nouveau
Charles Baudelaire
Del sonido a la piedra y de la voz al sueño
en la postura eterna del dormido
sobre mármol de cirios y cuchillos
ofensa a la raíz
del árbol de la sangre —concentrado—
mi cuerpo vivo, mío,
mi concha de armadillo
triángulo de color sentido y movimiento
contorno de mi mundo que me adhiere y me forma
    y me conduce
del sonido a la voz y de la voz al sueño.

Batas blancas y manos como encías
Pasos leves de goma de ratones
Luz hendida, amarilla, luz que hiere
bisturí del más hondo hueco de sombra oculta
Luz de paredes blancas, anémica, de mármol
Nidos del algodón para lo verde y negro
de la vida y la muerte.

Mármoles y aluminios
que no empaña el reflejo ni el aliento ni el alba
de unos ojos de niño
Luz de allá de la llama amarillenta
para el aire del éter más fino de los cielos
Nidos del algodón
para las alas de los peces del alcanfor y el yodo
líquidos mensajeros de la muerte.

¡Oh, Saturno,
escafandra de siglos en mi siglo,
descenderás conmigo entre los brazos
a un mundo de sigilos.
Y detrás de la muerte —centinelas—
ojos de dos en dos vivos, cautivos.

Soy el último testigo de mi cuerpo

Veo los rostros, la sábana, los cuchillos, las voces
y el calor de mi sangre que enrojece los bordes
y el olor de mi aliento tan alegre y tan mío!

Soy el último testigo de mi cuerpo

Siento que siento
lo frío del mármol
y lo verde
y lo negro
de mi pensamiento

Soy el último testigo de mi cuerpo

       Postigo de sangre y llamas
       Que bajo la piel respira
       Equilibrio de las palmas
       Que los vientos equilibra

       Onda de otra mar salina
       Con la tierra horizontada
       Para paloma perdida
       Y entre latidos hallada

       Vida que por mí vigila
       Oculta detrás del alma
       La que mi cuerpo equilibra
       Postigo de sangre y llamas
       Mi nombre mi edad mi cuerpo
       Ese que fui le he olvidado
       Soy el alma que me hice
       Y el cuerpo que me han quitado
       (minero de mis ojos y mi oído
       minero de mi cuerpo oscurecido
       buzo perdido entre sus propias redes
       horadando prisiones y montañas
       por el silencio a flor de mis entrañas
       en donde se evapora lo sentido
       entre lunas, calor, sangre y paredes
       desciendo verdinegro y aturdido)

Ni vivo ni muerto—sólo solo
El alma que me hice no la encuentro
Sin sentidos, despierto
Con mi sangre, dormido
Vivo y muerto
Perdido para mí
pero para los otros
hallado, junto, cerca, convivido,
con pulso, sangre, corazón, ardiendo…

Esqueleto de nieve y de silencio
de sombra recogida en su vislumbre
desnudo en el dintel de los desiertos,
forma distinta de belleza rara
que la voz de mi estatua
no pudo asir desde su estrecha plaza,
esparce su corona de equilibrios
en mi silencio enjuto y envidiable
más allá de la boca de los pinos
que al tiempo alternan su minuto de aire.

Para un Dios sin latidos —Dios de sueño—
abrevia, mi silencio en su silencio
donde crece la luna
donde agoniza el pájaro
donde el espacio ignora su pie leve.

Para que el árbol goce de su verde
La raíz hace oculta y amarilla
Y de savia la sangre se acuchilla
Y de aroma la fruta su piel muerde

    Para que el árbol goce de su verde.

Para que el hombre nutra su ceniza
Guarda calor en la inválida mano
Sollozo mutilado en la sonrisa
Y la caricia verde del gusano

    Para que el hombre nutra su ceniza.

Para que el alma su cordaje mida
Desistida del cuerpo y de la fecha
Impersonal como la muerte acecha
La memoria dispersa de su vida

    Para que el alma su cordaje mida

Para que el sueño con sus pies descubra
La morada precisa de la muerte
Tiene el ojo conciencia de lo inerte
Y la voz; el silencio y la penumbra

Para que el sueño con sus pies descubra
La morada precisa de la muerte.

El que goza su cuerpo y su sonrisa
El que pesa la rosa
El que se baña en púrpuras de sangre
Espesa como mármol sin caricia
El que vive a la sombra deshojada
Del aire poco que respira y mancha
El verde por la orina verdenado
El plateado en ceniza
Que horada
Olvida
Hiere
Mientras goza el rescoldo de la muerte
El que de la mujer nada recibe

       Y al hombre no da nada
       El que asoma a los ojos sin cruzarlos
       El partido por dos y en dos mitades
       Iguales repartido
       El sin olor
       El Hombre
       Sólo por la palabra redimido.

       alúcida    veloz    clara    ceñuda
       desnuda    sofocada   misteriosa
       menuda     pura     impura   deseada
       libre     precisa    frágil    despojada
       sola    solemne    solitaria    y   alma

       alúcida    veloz    cálida    oscura
       orgullosa    dolida    apasionada
       ávida    tímida    arrojada    sobria
       sensible    fina    libre    leve    dueña
       multiforme    constante    sangre    sangra

Debe ser débil rama la que a tu voz responde,
impreciso el dominio del fantasma
y la muerte,
llano el césped de lirios y delirios
por donde corra libre lamento el de la mente
Debe ser fango el frío de las horas después
cuando se apague el fuego de la sangre
y el postigo y la llama,
horrendo el cataclismo de la separación de lo que unido
fue vida y fue veneno,
para que desde el mármol olvido de mi cuerpo
tu voz de viento y sombra
de medida medida
de calores delgados
me atraiga y me deslice y me conduzca
otra vez al torrente de la vida

Debe ser débil rama mi voluntad,
humo la sensitiva de mi mano
y mi presencia aislada y amarilla
cuando tu voz Ariadna, voz de viento y de sombra
caracol de palabras,
es mi último recuerdo y mi primer llamada
apenas balbuceo
en forma de palabra
que de nuevo me arranca a las entrañas
y me nace del sueño.

Luz que del sueño torna—forma clara,
luz, presencia, color y movimiento,
sin peso y sin pesar, desenlutada
que a las cosas devuelve su aislamiento

Luz que del sueño vuelve—forma viva,
insistente mirar de la mirada
absorta, nueva, día,
y por primera vez iluminada

Aire corredor
Forma desnuda
en su volumen fresco
y en su modo de ser casi de fruta

Aire que muerdo a gritos y cuchillos
por la primera vez
como un ahogado
que a la orilla del aire
sabe que respirar es verbo, gracia y pájaro.

Diluido en alegría
encuentro justo el mundo que se toca
se mira y me compara,
el multiforme y único
el mundo de mis piernas y mis brazos
discípulos del ojo
maestro de distancias,
el mundo colmenero de voluntad y llamas,
calles, ciudades, hombres, amenazas,
imágenes, prisiones, ríos, ventanas,
triángulo de colores que me devuelve el alma.

Voz que del sueño vuelve,
adonde la caricia no penetra
desciende, alegra, el aire, el sol, la sangre…
                                                         y me despierta.

 -Bernardo Ortiz de Montellanos

15 ene 2013

Canto sin estrellas - Dukardo Hinestrosa (Colombia, 1933)


A mi tío Noel, que un día 
amaneció muerto en la mansarda, 
 en posición de cúbito dorsal. 

Good evening” por la noche,
Norteamérica, es otoño. Se oscurece
la ciudad y mi alma todos los días,
a las cuatro de la tarde.

No tengo dollars, ni quarters, ni dimes, ni
cents. Hollywood enciende sus movie stars.
El tío Sam no cambia su vestido
a rayas. No parking, no smoking,
no admittance, Don´t walk.

Todavía se habla de Cuba y el premier
Khruschev; prefiero seguir mirando burlesque
y ver a las call girls consumirse como
cigarrillos Kent . Madam, please scotch;
thank you, lady; gracias, gentleman.

Me paro, camino hasta el fondo
del hall; vomito estrellas
donde dice “men”, me voy,
estoy cansado, quiero ponerme
horizontal. Por lo menos hay
tanto motel. No parking, no smoking,
no admittance, Don´t walk.

Los freeways reciben y disparan automóviles
por mil; Cabo Cañaveral: otro cohete
ha fracasado; esta vez no partía el coronel
Shepard. Las muñecas de Playboy hacen
su strip-tease; en Main Street, aún venden
marihuana y ron y habanos de la Cuba
de Fidel. No parking, no smoking,
no admittance, Don´t walk.

Tercera edición del Herald Examiner:
Mao invade a Nehrú; consejo urgente
de la ONU; Wall Street, caen las acciones,
aumenta el pánico; el café sigue firme
hacia abajo; Bolivia no tiene estaño
que vender, volverán los Patiños tal vez;
el petróleo se le está secando a Betancur,
mientras Pérez Jiménez viaja en limousine.
No parking, no smoking, no admittance,
Don´t walk.

Smile, smile…, Don Juan Váldez,
Tony Curtis y la Liz; 95 dollars un vestido
en Nueva York; la mezcalina ya la aplican
sin dolor y les dio polio a los hijos del Dr. Salk.
What do you want? -Chicken soup
and coffee, please… Cambió el semáforo,
-son 20 dollars, señor. No parking, no smoking,
no admittance, Don´t walk.

Tampoco salí esta vez en la revista
Life. I am looking for job, gentleman
o manager o foreman. I am looking
for job, in employment office. Yo,
señora, hablo español; pero no soy
de Cuba. Me exilé por mi cuenta,
sí señor. No parking, no smoking,
no admittance, Don´t walk.

Las teenagers muestran sus piernas
de marfil, tiemblan sus pelucas
doradas con el Twist. En el teatro
chino sigue West Side Story. Lady,
I am sorry, gracias mil.

Otro parade en Hollywood;
por Sunset Boulevard, cantará
la Anderson, un réquiem para
Marilyn, vendrá hasta Meredith,
Faubus, Sammy Davis Jr. y la Piaff
y tocará Armstrong la trompeta
del juicio final. Volarán los sabres
y los jets, llegará Mr. Mauser with
bazookas, junto con la cápsula de
Glen. Mejor déme, señora, otro
paquete de Camel y quédese
con el vuelto y el fusil. No parking,
no smoking, no admittance, Don´t walk.

I have no money, sir, today;
Pero lady, tengo mi alma entera,
los zapatos rotos y un deseo
violento de vivir.

-Dukardo Hinestrosa

12 ene 2013

2 poemas - (Los KFGC: Kikín Fonseca y el Gringo Castro - Colectivo poético, autores de los 80's, México)

Devil dog 

No soy perro de anuncio
comida enlatada y dueños amables
que llegan de trabajar
y dicen «nomuerde»
como si me conocieran.

No me interesa correr a casa
y avisar que Timmy
está a la orilla del barranco.

Me gusta perseguir sombras

ver el mundo en blanco y negro
sin saber si tengo alma o memoria a largo plazo.

Yo quiero sacar la cabeza
por la ventanilla de un auto a toda velocidad


Somos la generación
de pósters en las recámaras
y tapes rebobinados con un lápiz.

Los que miran el arte de un CD por horay media
y esperan 6 minutos de silencio
por el track oculto.

Los que recuerdan una mujer que llora a su esposo
y lee la nota de suicidio
mientras decenas de chicos encienden veladoras
y los camarógrafos de MTV buscan la mejor toma.

Quienes lidian con la cultura shuffle
los que defienden las piezas de 15 minutos
 los que hacen playlists
para las 2 horas de camino a la oficina
y las 8 frente al monitor
como si fueran los mixtapes
que cuidadosamente preparaban
para la excursión del colegio.


En la pared de los vecinos
apareció un graffiti de Pink Floyd.

Cuando dábamos instrucciones
para encontrar nuestra casa
era en Pink Floyd a la izquierda
o no te vayas a pasar del Pink Floyd.

Pregunté por el significado de esas palabras
mientras mi padre conducía el Volkswagen
para llevarme a la escuela.

Él encendió el estéreo y puso una cinta.
Al terminar la primera canción,
dije: también quiero escribir
Pink Floyd en las paredes.


-Los KFGC: Los Kikín Fonseca y el Gringo Castro