Páginas

3 jul 2015

Delicados claros/Cápsula humana - Ernesto Meléndez Bravo (México, 1996)

DELICADOS CLAROS


Ella danza y brinca dentro de mi boca,
Se adhiere a las lenguas de mi esófago
Y rasga con sus aletas de pescado el suave cristal dentro de mí,
Toca un punto de mi pecho y de mi espalda
Para decirme que ya pronto se quedará,
Para decirme que ya pronto volverá,
Lo que pase primero porque no es igual.
Y como nube, sale y se disipa
Sacudiendo su blanco vestido sobre mi labio y nariz,
Blanca urraca pasajera,
Cachondo escote que me miente,
Sobre mis dedos te doy vida una vez más,
Te toco, me siento o recuesto
Y te siento, desgraciado, amargado y frío.
En las noches oscuras
Te miro los cabellos anaranjados y grises,
Tus relieves de calvicie,
Sos hoja de tabaco que se perdió en una fábrica,
Delicada coca de dos pesos,
Lápiz que dibujas tu contorno en la sombra,
Beso interminable, estás en boca de todos
Y el único que te cree soy yo,
El único que te espera soy yo,
Empero te marchas, con tu blanco vestido
Te vuelves ajena, con tu calva cual bigbang,
Cual cometa extraviado,
Y me quedas por tres en esta cajetilla,
Y volveré a pagar para estar contigo,
Joderme la verga probando tu cuerpo en la boca
Y apagar tu última fumada sumergida en las gotas de semen,
Quemando a los hijos que pudimos tener si no fueses un pinche cigarro.




CÁPSULA HUMANA

Suben, bajan, él ya escuchó, uno se burla, otro besa, y sus manos son escorpiones, tengo un conocido a un lado, me busca la mirada pero no lo quiero ver, qué flojera saludarlo, si me suelto del tubo me desarmo, es como si le regalase mi mano, un apretón son muchas cosas, pierdes demasiadas ideas, peligro de caerte en el frágil mundo de los pies, ese autobús me está matando, somos seres encapsulados en una tableta, pastillas para las venas de esta ciudad, no somos más que bacterias creyendo ser glóbulos y plaquetas, bajamos y nos llevamos un poco de cada arteria en los zapatos, vas, vas y andas por los cerros cubiertos de cemento y tiendas, oxxos, equises, y los otros verdes, licorerías fresas a las que solo entras para preguntar por búfalos y tonayanes, tiburones y serpientes que te dejarán ciego en algún momento, son la droga de los desconcertados, el mundo del universitario, subidas y bajones, te embriagas con algo de allí y regresas el favor consumiendo sus fideos deshidratados con hambre de buen cualquier aliento que no sea el del alcohol. Esta vez fue diferente, una cápsula que no había visto, con un conductor nuevo, más viejo que los demás, con cara de papa quemada, y una de esas panzas que sólo se encuentran en el Istmo, llenas de hijos perdidos, de los abortos de putas que se han cogido y embriagado en un teibol barato, un par de sillones sin cojín, las mismas voces chocando con la música de los audífonos a la que nadie más que yo le pone atención, aún así, como en cada rutina, nos vi como lo que somos, eso, malformaciones celulares de este hombre grande e ilustre, loco de verdad, Xalapa; y ahí venían más, haciéndole la parada, desenvainando el índice cada vez más alto, y repetitivo, individuales, poniendo cara de perro tierno pa' que se pare en donde exactamente están, y no, los ignora, le valen, nueve pesos más, nueve pesos menos, a él qué le importa, se para más adelante y uno molesto, con una manta de fluidos de días que no se tocan el alma para romper las narices, con olores de todos los alcoholes juntos, le presto tanta atención como a un libro de Bukowski, lo estudio y sé que como él hay más que juntan nueve pesos para subir y dormir en el camión, un lugar cómodo, palabras que lo mojan y lo embisten, miradas que lo arrullan, cualquier camión es más cómodo que el asfalto, las bancas, las camionetas rojiazules que lo invitan a seguir siendo víctima del sistema y al mismo tiempo mandarlo a la mierda. Apestoso, vago, alcohólico y perdido, eso es, eso repite que es, y vuelve a dormir. La gente pasa y mira los sillones con el cojín tirado, nadie lo levanta, prefieren sentarse en los traseros de los demás tomados del tubo, sí, a mi lado; y un ave, grande, con lentes, sube y los acomoda, se sienta con cara de da igual, y se conecta al destino perdido, las nubes y los sueños cualquieras, los audífonos desconectados de la vida. Bajan, suben, bajan, ya oí, por detrás, háganse pa'trás, háganse pa'lante, pa'lmedio, entre más gente más velocidad, menos precaución y las cabezas flotan, los cuerpos se mueven, chocan los planetas entre frenos y semáforos, somos un bigbang encapsulado, ¿Qué si un día nos quedamos encerrados?, ¿Qué si un día salto y no me agarro?, ¿Para nosotros qué?, ¿Qué si me paso soñando con cabezas sin cuerpo colgadas de los tubos o en el frente de esta cápsula?, la cápsula del muerto, eso somos cuando estamos arriba, nadies, nuncas, jamases, palabras que no se deben combinar con la poesía, nadas, me bajo, gracias, buen día y me voy.

-Ernesto Meléndez B.

21 ene 2015

Despabílate amor - Mario Benedetti (Uruguay, 1920-2009)

Bonjour buon giorno guten morgen
despabílate amor y toma nota
sólo en el tercer mundo
mueren cuarenta mil niños por día
en el plácido cielo despejado
flotan los bombarderos y los buitres
cuatro millones tienen sida
la codicia depila la amazonia

buenos días good morning despabílate
en los ordenadores de la abuela onu
no caben más cadáveres de ruanda
los fundamentalistas degüellan a extranjeros
predica el papa contra los condones
havelange estrangula a maradona

bonjour monsieur le maire
forza italia buon giorno
guten morgen ernst junger
opus dei buenos días
good morning hiroshima

despabílate amor
que el horror amanece.

Mario Benedetti