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28 jun 2012

Lupe - Roberto Bolaño (Chile, 1953 - 2003)

Trabajaba en la Guerrero, a pocas calles de la casa de Julián
y tenía 17 años y había perdido un hijo.
El recuerdo la hacía llorar en aquel cuarto del hotel Trébol,
espacioso y oscuro, con baño y bidet, el sitio ideal
para vivir durante algunos años. El sitio ideal para escribir
un libro de memorias apócrifas o un ramillete
de poemas de terror. Lupe
era delgada y tenía las piernas largas y manchadas
como los leopardos.
La primera vez ni siquiera tuve una erección:
tampoco esperaba tener una erección. Lupe habló de su
vida
y de lo que para ella era la felicidad.
Al cabo de una semana nos volvimos a ver. La encontré
en una esquina junto a otras putitas adolescentes,
apoyada en los guardabarros de un viejo Cadillac.
Creo que nos alegramos de vernos. A partir de entonces
Lupe empezó a contarme cosas de su vida, a veces
llorando,
a veces cogiendo, casi siempre desnudos en la cama,
mirando el cielorraso tomados de la mano.
Su hijo nació enfermo y Lupe prometió a la Virgen
que dejaría el oficio si su bebé se curaba.
Mantuvo la promesa un mes o dos y luego tuvo que
volver.
Poco después su hijo murió y Lupe decía que la culpa
era suya por no cumplir con la Virgen.
La Virgen se llevó al angelito por una promesa no
sostenida.
Ya no sabía qué decirle.
Me gustaban los niños, seguro,
pero aún faltaban muchos años para que supiera
lo que era tener un hijo.
Así que me quedaba callado y pensaba en lo extraño
que resultaba el silencio de aquel hotel.
O tenía las paredes muy gruesas o éramos los únicos
ocupantes
o los demás no abrían la boca ni para gemir.
Era tan fácil manejar a Lupe y sentirte hombre
y sentirte desgraciado. Era fácil acompasarla
a tu ritmo y era fácil escucharla referir
las últimas películas de terror que había visto
en el cine Bucareli.
Sus piernas de leopardo se anudaban en mi cintura
y hundía su cabeza en mi pecho buscando mis pezones
o el latido de mi corazón.
Eso es lo que quiero chuparte, me dijo una noche.
¿Qué, Lupe? El corazón.

Roberto Bolaño

26 jun 2012

Descubrimientos - Eduardo Langagne (México, 1952)

Colón no descubrió a esta mujer

ni se parecen sus ojos a las carabelas

jamás hizo vespucio un mapa de su pelo

nunca un vigía gritó tierra a la vista

-aunque vuelan gaviotas

en las proximidades

de su cuerpo

y en su continente se amanece cada día-


a esta mujer no la descubrió colón

sin embargo estaba en el oeste

era un lugar desconocido

y para encontrarla

hubo que andar mucho tiempo

con una soledad azul en la cabeza

Eduardo Lagagne

2 poemas - José Joaquín Blanco (México, 1951)

La palabra tú

Nada está perdonado. La piel
duele cada vez menos,
como anestesiada.

No trato de recordar, pero hay recuerdos.
Tú importas poco, pero había cosas contigo.
Había calles largas que recorrer de noche
y alguna canción de éxito que ha sido desplazada.

La palabra tú significa lo que había contigo,
lo que no eras tú, lo que te acompañó algún tiempo,
lo que habría acabado de cualquier manera.

Porque lo demás
(o sea tú, y es una lástima)
existe todavía.

Confesión forzada

Como no puedo abandonarme a la nostalgia en horas de oficina, como en el restaurante y en el autobús se reirían de mi carota triste; en virtud de que los programas de TV están peores cada día y carezco de otra afición en que gastar las primeras horas de la noche: añadiendo a lo anterior que no es el mío un cuerpazo de galán y que mis éxitos amorosos no suelen ser masivos ni instantáneos, vengo a confesarte que en estos momentos me gana la añoranza y que daría la luna por volver a verte.

José Joaquín Blanco

24 jun 2012

2 poemas - Joelia Dávila (México, 1978)

Mejor Callo

Mejor callo
escucho opiniones por aquí
percibo desdenes por allá
me señalan por rebelde
me acusan de borrego sin criterio
me discuten
mejor callo
no pienso regalar esperanzas
no quiero subrayar mediocridades
soy irresponsable por decisión propia
escucho y leo
observo
difiero pero no grito
me he cansado de discutir sin finales
nadie me gana
a nadie gano
mejor callo
llegado el día
tomaré el papel asignado
plasmaré mis opiniones con dos líneas
unas letras
tal vez una nada
y en silencio pediré mi deseo
he descubierto que las guerras de opiniones
no producen las ganancias de un pueblo
así que mejor callo
pero no me quedo callado


El poema más hermoso

Con la lengua de las moscas
con el tiempo encañonado
con lo sutil de la majadería
revuelta en arcilla roja

con la pena de decirlo
y el placer de gritarlo
suelto el poema más hermoso del mundo
hermoso más que los romances medievales
más que cualquier genialidad del siglo veinte
más que las puestas de sol en el desierto
o que las frases bien hechas del cine independiente

de las yemas
la garganta el intestino grueso y los riñones
se desprende una poesía visceral
caricia de tromba
pequeña letra quemada por debajo de la piel
como res en cuarentena
y la pasión desbocada de un toro en brama

la palabra del poeta que se tuerce de bilis
que escupe y vomita un hermoso poema:

 ¡chingas a tu puta madre!

Joelia Dávila

Western - Maximiliano Barrientos (Bolivia, 1979)

Mi viejo juega con fósforos.
Dice que prenderá fuego a la casa,
Que será hermoso ver las llamas trepando por las paredes.
Sueña con botellas de Coca Cola enterradas en el desierto,
Son sueños hermosos que nada significan.
Lo abrazo cuando tiembla.
Le pido que mire por la ventana. 
¿Qué son todas esas luces ahí afuera?, 
Pregunta. 
No hay nada allí, 
Digo. 
Están en tu cabeza. 
Es hermoso, 
Responde al cabo de unos segundos. 

  * 

A veces rompemos los vidrios de las ventanas y las cubrimos 
Con periódicos. 
Eso lo divierte. Ríe estrepitosamente y baila solo. 
Es nuestra fiesta privada. 
Son los únicos momentos en los que nuestras cabezas 
Están conectadas por la misma frecuencia de pensamientos. 
¿Alguna vez pensás en mamá?, 
Pregunto. 
Hablo con ella todo el tiempo, 
Responde. 
Camina descalzo por el patio. 
Un vaso de whisky 
Entre sus dedos y mamá muerta, 
Mamá como un poco 
De polvo en una caja. 
Mamá como un cometa perdido en las entrañas de Dios. 
Papá es el único que puede verlo. 

 *

Suelo bañarlo por las mañanas.
Sus ojos se quedan fijos en los míos durante largos segundos, 
No hablamos. 

 * 

Estará muerto al año próximo, 
Pienso, 
Y paso la esponja por sus piernas y por su vientre 
Y por su barba rala, 
Crespa. 
Una vez maté a un hombre porque quiso estafarme, 
Dice escupiendo agua. 
Mi padre desnudo, 
Con el pelo cubierto de shampoo, 
Forma una pistola con su mano derecha y me la pone en la cabeza. 
Boom, 
Dice. 
Y ríe. 
Y su risa es un sonido helado, 
Totalmente nuevo, 
Que no se conservará 
En el recuerdo de nadie.

Maximiliano Barrientos

21 jun 2012

El finado - Gabriel Paz (Ecuador, 1978)

Ya no importa nada
Den abrazo al hijo muerto que no ha vencido
En sano juicio fue vencido.
Den luto en sus corazones y agua miel en el abismo
Un signo zodiacal se dispara
Una estrella temprana se disipa
Vengan a cobijar mi órgano sexual expuesto a la intemperie
Ahora sufro de frío
El tiempo no me visita
Ya no voy a campo abierto
Acúsenme si anduve ebrio por la vida
Anduve enseñando la verga en las iglesias, Madre
Padre, he mentido y mentido
Me abstengo de ideales nuevos
Me encomiendo a las visitas
Sobre mis flores pongan flores y sobre mi nombre colores
Sólo acepto condolencias
Me encomiendo a los cumplidos
Si lloran mis mujeres córtenles el vientre y dénselo a los perros
Que ninguna me ha parido
No le crean si alguna de ellas grita en medio del salón:
“Déjenme ir con él. Déjenme ir con él, que el finado alguna vez me entregó su corazón”

Gabriel Paz

Lima, Toma I - Roberto Bermúdez (Perú, 1987)

Porque no queda más remedio que andar por estas calles inundadas de letreros luminosos que se me pegan al cuerpo como garfios yo camino para poner mi palabra sobre tu pecho mojado por la angustia de no querer parecerte más a las chicas de tu tiempo y olvidar el estruendo del chicle que revienta en un conjuro de miserias y temblores las sicodélicas luces de la calle ocho han aparecido sobre la pista mojada te persiguen y corres asustada de ti misma huyendo de ese miedo que reclama como premio tu cabeza alborotada de rizos que han crecido con las hojas del parque al compás de mis pasos por los billares cerca de la plaza Italia y tienes los ojos cansados para siempre tus ojos cansados para siempre de escuchar a nube luz en la televisión olvidar es la consigna no puedes y ves en el paradero de Ocoña a la pobreza aniquilada en la voz de un vendedor de dulces y perdóname que siga hacia la casa de la literatura sin mirarte porque yo no tengo plata para instalarme en el Cordano a escribirte de la lluvia y contarte que los cachacos que vigilan el palacio de gobierno no son hombres de cera ni siquiera de cera que ellos llevan la luz de la tarde junto a los ojos ahora mi risa se ha confundido en las canciones de magneto con tu voz seductoramente terca mis brazos son una noche sin salida sobre tu piel y después de amarnos somos solamente un pedazo de espasmo que no lucha siquiera por desaparecer de Lima la hija predilecta de las putas y has vuelto hasta esta calle para descubrir en los semáforos el amor ese amor que no encontraron las metáforas brillantes de los poemas que te hicieron leer en el colegio Monserrate ni en las canciones que se pusieron de moda en el año dos mil en tu cuarto hay un póster que te mira sorprendido y odiaste la poesía sin saber que en un país devastado por las coimas en un mundo devastado por el tráfico ilícito de drogas Francisco Pizarro no es un héroe sino un hijo de puta y a ti te buscan princesa a ti te buscaban tú eres el tesoro del sur te buscan como una palabra afilada bajo la lengua de mi generación sumisamente estúpida a mi generación nada le duele la muerte es una esfera lejana que no conoce el amor pero nada importa porque has venido a contarme que el embarazo es una rutina de náuseas en tu almohada corren ríos de sangre los sueños depositados en ella se han hecho carne sobre los muros del comedor popular donde revientan mis dedos mientras hago un grafiti con todos los colores que conozco acompañado por la noche (para aquellos que no te conocen conozcan el amor) y su frescura y su relumbre los exalte como un piano vibrante mi mano está marcada en el vidrio de un auto que me aleja del centro y hay que irse porque ha comenzado a llover sobre los anuncios luminosos destellan con más fuerza mis pupilas mis sueños son una tarde sin regreso un tajo en el corazón de esta ciudad.

Roberto Bermúdez

20 jun 2012

2 poemas - Sussy Santana (República Dominicana, 1976)

Bendición

Mami tiene la barriga llena de promesas,
Se fue esta mañana de Santo Domingo a Nicaragua
De Nicaragua a México
De México a San Diego con el pasaporte entre los pantis para que la
reconocieran
Por si no llegaba
Pero tiene mariposas en el pelo

Mami tiene hambre pero sabe que va a comer bueno si se aguanta un poco más
Perdió los zapatos en la arena
Cenicienta de frontera
El vestido destrozado
Las rodillas de escarlata
Sus pies son dos hilachas
Pero tiene mariposas en el pelo

Mami lleva una cumbre en los ojos
Unos perros tras su rastro
Un helicóptero de cielo
Una noche oscura
Una sinfonía de lamentos
Su cría acampándole el pecho
Pero tiene mariposas en el pelo

Mami salió con un grupo de 30
Mami!
30
los perros
Mami!
20
Helicóptero de cielo
Mami!
10
Rodillas de escarlata
Mami!
5
San Diego
3
Mami!
1
Mami reencarna a diario
Pero tiene mariposas en el pelo  


Yellow

Mudar la piel como las brujas de Los Alcarrizos
Que por las mañanas andan en motoconchos por la carreterra Duarte.

Mudar la piel como un funcionario del PLD o el PRD o el PRSC o
Cualquier otra cosa que comience con P...

Mudar la piel como una culebra que condena a la humanidad
A comprar manzanas a sobreprecio.

Mudar la piel que hace daño,
La piel de la gente amarilla que olvidaron sus cuadernos Petete en el baño.

Mudar la piel de campaña,
La piel que engaña.

Mudar la piel amarilla
Pariendo más gente amarilla
Que no muda la piel.
Sussy Santana

17 jun 2012

Malditos títulos acertados - Marisol Jiménez (México, 1989)

Yo quería ser una buena primera línea en esta novela pero fracasé. El título se menciona en algún diálogo del personaje principal como afirmación o negación. Algunos títulos son monosílabicos o algún ruido gutural. El nombre de una vieja prostituta, la descripción de algún paisaje, el nombre del perro. Sustantivos, verbos conjugados, algún sistema eléctrico, el nombre de un despeñadero. La sonrisa de una mujer, el secuestro de los aviones, una enfermedad mental o el nombre de una droga. Alguna disciplina u oficio que antecede al nominativo.

Pero el registro de números en el papel. Dejen a las máquinas hacer novelas. Dejen que los cuentos se rompan a mitad de la narración. Olviden la vieja gramática.
El peluquín de la abuela Estela está hecho en Siri Lanka.
Porque tus almohadas están llenas de ácaros, regálame un matapulgas.
Oh, sin sentido esta vida.
Callen esas voces.
Me drogué y estoy bien pinche contenta.
A la verga los pendejos
Inconforme con el régimen.
Me quedé viuda y sin tu vestido.
Títulos que quedan sin estructura, finalmente nos sabemos el argumento.

Marisol Jiménez

Invitación - Francisco Trejo (México, 1987)


Penélope,

¿quieres suicidarte

porque no te resignas

a vivir sin Odiseo?

Tengo debajo de mi túnica

una daga punzante

que te hará morir dichosa

cuando la introduzcas entera

en tu herida más antigua.

Anda, tómala y muere,

resucitarás en diez minutos

              anhelando morir de nuevo.

Francisco Trejo

14 jun 2012

Tabaquería - Álvaro de Campos (Fernando Pessoa, Portugal 1888 - 1935)


No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe quién son
(Y si lo supiesen, ¿qué sabrían?)
Ventanas que dan al misterio de una calle cruzada constantemente por la gente.
Calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
Con el de la muerte que traza manchas húmedas en las paredes y vuelve blanco el pelo de los hombres,
Con el destino que conduce el carro de todo por la calle de nada.

Hoy estoy vencido como si supiese la verdad.
Hoy estoy lúcido como si estuviese para morir,
Y no tuviese más hermandad con las cosas
Que la de una despedida, y esta casa y las que le siguen.
Se vuelve la hilera de vagones de un tren,
Y hay un largo silbido
Dentro de mi cráneo,
Y hay una sacudida en mis nervios y crujen mis huesos en la arrancada.

Hoy estoy perplejo, como quien pensó y encontró y olvidó.
Hoy estoy dividido entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

Fallé en todo.
Como no tuve propósito alguno tal vez todo fue nada.
Lo que me enseñaron
Lo eché por la ventana del traspatio.
Ayer fui al campo con grandes propósitos.
Encontré hierbas y árboles,
Y la gente que había era igual a la otra.
Dejo la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?

¿Qué puedo saber de lo que seré, yo, que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser esas mismas cosas que no podemos ser tantos!

¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se piensan en sueños genios como yo,
Y la historia no recordará, ¿quién sabe?, ni uno,
Y sólo habrá un muladar para tantas futuras conquistas.
No, no creo en mí.
¡En tantos manicomios hay tantos locos con tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, en mí no creo
¿En cuántas buhardillas y no-buhardillas del mundo
Genios-para-sí-mismos a esta hora están soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
—Sí, de veras altas y nobles y lúcidas—,
Quizá realizables,
¿No verán nunca la luz del sol real ni llegarán a oídos de la gente?

El mundo es para los nacieron para conquistarlo,
No para los que sueñan que pueden conquistarlo, aunque tengan razón.
He soñado más que todas las hazañas de Napoleón.
He abrazado en mi pecho hipotético más humanidades que Cristo.
He pensado en secreto más filosofías que ningún Kant.
Soy y seré siempre el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella.
Seré siempre el que no nació para eso,
Seré siempre sólo el que tenía algunas cualidades;
Seré siempre el que aguardó que le abrieran la puerta frente a un muro que no tenía puerta,
El que cantó el canto del Infinito en un gallinero,
El que oyó la voz de Dios en un pozo cegado.

¿Creer en mí? Ni en mí ni en nada.
Derrame la Naturaleza su sol y su lluvia
Sobre mi ardiente cabeza y que su viento me despeine,
Y después que venga lo que viniere o tiene que venir o no ha de venir.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos al mundo antes de levantarnos de la cama;
Nos despertamos y se vuelve opaco,
Salimos a la calle y se vuelve ajeno,
Salimos de casa y es la tierra entera,
Es la tierra entera y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

(Come chocolates, muchacha,
¡Come chocolates!
Mira que no hay metafísica en el mundo como los chocolates,
Mira que todas las religiones enseñan menos que la confitería.
¡Come, sucia muchacha, come! ¡Si yo pudiese comer chocolates con la misma verdad con que tú los comes!
Pero yo pienso y al arrancar el papel de plata, que es de estaño,
Echo por tierra todo, mi vida misma.)

Queda al menos la amargura de lo que nunca seré,
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico que mira hacia lo Imposible.
Al menos me otorgo a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos por el gesto amplio con que arrojo,
Sin prenda, la ropa sucia que soy al tumulto de mundo
Y me quedo en casa sin camisa.

(Tú que consuelas y no existes, y por eso consuelas,
Diosa griega, estatua engendrada viva,
Patricia romana, imposible y nefasta,
Princesa de los trovadores, escotada marquesa del dieciocho,
Cocotte célebre del tiempo de nuestros abuelos,
O tú, estrella de ahora, ésta o aquélla,
Sea lo que sea y la que seas, ¡si puedes inspirar, inspírame!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco,
Me invoco a mí mismo y nada aparece.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, la acera, veo los coches que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que pasan, veo los perros que también existen,
Y todo esto me parece una condena a la degradación
Y todo esto, como todo, me es ajeno.)

Viví, estudié, amé y hasta tuve fe.
Hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por ser él y no yo.
En cada uno veo el andrajo, la llaga y la mentira.
Y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste, ni creíste
(Porque es posible dar realidad a todo esto sin hacer nada de todo esto),
Tal vez has existido apenas como la lagartija a la que le cortan el rabo
Y el rabo salta, separado del cuerpo.

Hice conmigo lo que no sabía hacer
Y no hice lo que podía.
El disfraz que me puse no era el mío.
Creyeron que yo era el que no era, no los desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
La tenía pegada a la cara.
Cuando la arranqué y me vi en el espejo,
Estaba desfigurado.
Estaba borracho, no podía entrar en mi disfraz.
Lo acosté y me quedé afuera,
Dormí en el guardarropa
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo.
Voy a escribir este cuento para probar que soy sublime.

Esencia musical de mis versos inútiles,
Quién pudiera encontrarte como cosa que yo hice
Y no encontrarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente:
Pisan los pies la conciencia de estar existiendo
Como un tapete en el que tropieza un borracho
O la esterilla que se roban los gitanos y que no vale nada.
El Dueño de la Tabaquería aparece en la puerta y se instala contra la puerta.
Con la incomodidad del que tiene el cuello torcido,
Con la incomodidad de un alma torcida, lo veo.
El morirá y yo moriré.
Él dejará su rótulo y yo dejaré mis versos.
En un momento dado morirá el rótulo y morirán mis versos.
Después morirá el planeta girante en donde pasó todo esto.
En otros planetas de otros sistemas algo parecido a la gente
Continuará haciendo cosas parecidas a versos,
Parecidas a vivir bajo un rótulo de tienda,
Siempre una cosa frente a otra cosa,
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el misterio de la superficie,
Siempre esta o aquella cosa o ni una cosa ni la otra.

Un hombre entra en la Tabaquería (¿para comprar tabaco?),
Y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me enderezo a medias, enérgico, convencido, humano,
Y se me ocurren estos versos en que diré lo contrario.

Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la libertad de todos los pensamientos.
Fumo y sigo al humo como mi estela,
Y gozo, en un momento sensible y alerta,
La liberación de todas las especulaciones
La conciencia de que la metafísica es el resultado de una indisposición.
Y después de esto me reclino en mi silla
Y continúo fumando.
Seguiré fumando hasta que el destino lo quiera.

(Si me casase con la hija de mi lavandera
Quizá sería feliz.)
Visto esto, me levanto. Me acerco a la ventana.
El hombre sale de la Tabaquería (¿guarda el cambio en la bolsa del pantalón?),
Ah, lo conozco, es Esteva, que ignora la metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería aparece en la puerta.)
Movido por un instinto adivinatorio, Esteva se vuelve y me reconoce;
Me saluda con la mano y yo le grito ¡Adiós, Esteva!
Y el universo
Se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza y el Dueño da la Tabaquería sonríe.

 Álvaro de Campos 
(heterónimo de Fernando Pessoa)

7 jun 2012

Trenos - José Quezada (México, 1988)

a la memoria de las víctimas

Primero fue mi rostro y el de ellos
uno a uno empujados al vacío
hasta entrar ciegos
y sin voz
con la lengua amputada
y los párpados quemados
en la mandíbula del cerdo y en la saturación del fuego

primero la hoguera
la primera llama
primero fue mi rostro
y su rostro
y los recortes de prensa
los sacrificios en que te sumergieron
hasta ahogarte
el lamento enterrado
subterráneo
la Décima Plaga
y el primer sacrificado
ante tu puerta
nadie intentó escuchar
nadie pareció preocuparse
50 mil primogénitos 150 mil 200 mil
no hay cifra 
reducidos a ceniza
en que me hundí
y nos hundimos
(allí supe que lloraban desgarrados)
en las cajas de madera
(supe que arañaban la tapa al ritmo del rosario)
temiendo a la gravedad
de la enloquecida balanza de La Ley
la helada punta de la bala
y la caliente mandíbula del cerdo

primero la mutilación
uno a uno
éramos jóvenes
saltando al vacío
los vídeos y los testimonios
la gran marcha hacia el abismo
una cifra más o una menos
no significan nada
en la saturación del fuego

primero la historia del cerdo devorando a un niño
y ellos
los arrojados al vacío claman
pidiendo
de rodillas
oración
los nudos de los trenos
en el nudo
la cola de las velas en el fuego
en el extremo ciego
de rodillas diciéndote
y clamando
que nunca intentaras hablar a solas con el cerdo
que nunca te quedaras
a solas con el cerdo
en un extremo ciego en la mandíbula
en la saturación del fuego
empujado al vacío
con los párpados quemados
la lengua amputada 

José Quezada

Interior D (concha tu padre) - Daniel Bencomo (México, 1980)


Ruido de refrigerador. ruido de ignición. ruido de crustáceos que
-
cambian de casa. vaya historia la del Nautilus. historia
--
natural por supuesto, guiño del agua y el origen del agua.
-
ruido de viejo. de antenas murmurando su alambique venéreo.
---
animales sin ruido, hurgando en las pantallas el calibre del terror.
*---------------
bestiario de mudos almena de cítaras taxonomía de cimitarras
 
ruido de miedo, ruido en terapia.
 
de la decadencia, cuál es el rumor. el mismo de los pies de tertuliano
----
ante Roma. y no hablo de otoños.
 
 
Arquitectura de sales y de huesos y de espuma de azares.
 
tanta potencia y no poder mudar el tiempo.
 
 una concha,
 
un ruido de concha de tu padre Posidón.
 
el ruido del ruido en el eco del ruido. el ruido de fondo. el ruido en off.
 
 
Derruido. Abiertas a la ósmosis, corrientes alternas
 
de voz sin pensamiento, de pensamiento sin casa, sin yeguas sacrificiales

en el Hoffman’s Day.

 
Un mirlo abre el algibe de tu mente, borra la caligrafía o laberinto, caracoles.

Daniel Bencomo

3 jun 2012

Al final da igual... - Elizabeth Maldonado Pacheco (D.F., 1988)

Al final da igual.

La tesis

el tránsito local de 3 horas por la mañana

y el doble por la tarde.

Los cielos que nos contemplan…

los días

las noches

y las tardes.

Los mares de donde venimos

y a donde vamos

y donde llega la mierda

los pañales

las latas

y los pueblos perdidos.

El trabajo

tus ocho horas o más

o menos.

La mierda establecida como:

Sociedad.

Llegué con nada

y con nada me quiero quedar.

Con nada quiero viajar

Con nada quiero admirar

para que quepa mi ilusoria existencia

en un no existente lugar.

Para que la tesis

el tránsito

la vajilla de porcelana

el reproductor de mp3

la cámara fotográfica

los viajes al mar

los relatos nocturnos

las noches de enfado

los días cotidianos

la sensación de desaparecer

el amanecer…

valgan la pena.

La pena.

Elizabeth Maldonado Pacheco