La mota sigue subiendo de precio.
No se alarme:
Están a
punto de resolverle a Emiliano
un problemilla de tierra.
R.M.
¡Tierra para sembrarla
y
libertad para fumarla!
Consigna
Popular
*
En el colmo de la ericez
espulgo por quinta vez
mi caja de cocos:
sale un flautín, una calilla, un
corcholatazo carcelero.
En tanto, repaso de memoria
las pintas que aparecen en los
muros de la ciudad:
¡ARRIBA
LA MOTA, CULEROS!
¡A’I
LES VA LA VER... DE!
¡LA
MARIGUANA VOTA!
Movimiento
de Macizos de México
Y:
¡ESTOY
EN CONTRA DE LA ERICEZ!
La
Cucaracha
Y lo prendo mi clavecín, toco mi
toque.
Sube al cielo delicado humo azul
y mis pensamientos se elevan por
la paz,
se sublevan contra la represión
y el general estado de violencia.
Y me pregunto, la mera neta me
pregunto
cuándo, hasta cuándo, en una
noche joven de la ciudad,
podré abordar a una linda
muchacha por la calle
para decirle, con toda
naturalidad:
Disculpe, ¿podría indicarme dónde
encuentro
un expendio de mariguana abierto
a estas horas, por favor?
¿Hasta cuándo?
* *
Mañana conectaré un cartón, dos
cartones, un bonche
de la peligrosa sin sema, de la
que hizo peerse al Diablo.
Con mi toque caminaré por la
ciudad,
la rolaré, bacha encendida.
Y si me atizo con un cuate,
la limpiaremos bien
para que no digan que nos las
estamos tronando.
Y haremos un clavo choncho
para ponernos como güevos de
perro,
hasta atrás, bien pachecos.
Cuando le demos fuego, ofreceré:
“Por los que están en cana,
porque yo sé lo que es estarse chingando”.
Y si me apañan, por mí hablaré:
“Yo la siembro, señor, en la
tierra
que a mis jefes les tocó en el
reparto agrario,
la de mis uñas:
le rasco el casco a la Sedena, y
algo se queda.
Algo cara, eso sí. Y mi salario,
algo más que mermado,
mi sueldo miserable roído por el
crítico diente de la crisis,
no me alcanza para comprar
siquiera la que necesito
para caminar de aquí hasta mi
trabajo...”
Y a cada macanazo en mi cabeza
retumbará
aquel rock que dice:
No quiero
ser La Cucaracha...
* * *
Mañana la rolaré por la ciudad
como si nada,
plegadas mis alas disimuladamente
bajo el chaleco, bajo las alas de
mi sombrero
prendido al aire, macizo
que anda por allí, que por allí
vuela, que la rola
al tiro de la tira, el pico a
cielo abierto y la garra en el clavo
pese a los feos, los pitufos y
los estuches, óvidos todos,
que no pueden con el camello a
veces hecho cucaracha
por la falta de un simple toque.
* * * *
Acaudalado de la metáfora, jeque
de la imagen,
potentado de la imaginación,
soy Grifo Rey, y reto:
Mi reino por una bacha,
y a mi vacha no la cambio
ni por un buen guato de buenas
colas.
Ramón Méndez Estrada